Parcialmente paralizada tras una operación y un accidente automovilístico, Monique van der Vorst se entrenó para convertirse en ciclista de manos y competir en los juegos paralímpicos. Sin embargo, un día comenzó a recuperar sus piernas… de la manera más extraordinaria posible.
Durante una operación a un tobillo, a los 13 años, la holandesa Monique van der Vorst, sufrió un daño a los nervios de esa zona.Años más tarde, quedó paralizada de la cintura hacia abajo cuando fue atropellada por un auto.
Su amor por el deporte la llevó a entrenar seriamente para competir en el rubro de bicicleta de manos.Llegó a representar a su país en los Juegos Paralímpicos de Pekín y ganó dos medallas de plata.
El año pasado, mientras se preparaba para los Paralímpicos de Londres, en 2012, habiendo alcanzado su mejor forma, Van der Vorst se vio envuelta en otro accidente.
“Me estaba entrenando, cuando fui embestida por detrás por otro ciclista”, le cuenta a la BBC. “Sentí unos espasmos espantosos en todo el cuerpo. Quedé tan mal, que tuve que ser internada en un hospital”.
“Nadie sabía qué estaba pasando”, recuerda.
Lo que sucedió después aguarda hasta ahora una explicación plausible.
Un cosquilleo en las piernasLos primeros tres meses en el hospital fueron muy duros.
Van der Vorst recuerda algo parecido a los electroshocks en el cuerpo. En junio de 2010, se sentía pesada, sin energía.
“Se me paralizó todo el cuerpo y, en mi frustración, comencé a hacer trabajar activamente mis manos. Entonces, me comenzó una sensación en los pies que no tenía desde los 13 años”.
El cosquilleo comenzó en la pierna izquierda y luego se trasladó a la derecha.
La fisioterapia y el ejercicio regular le ayudaron a Van der Vorst a ganar un creciente control de sus extremidades inferiores hasta que, en noviembre, pudo abandonar el hospital caminando con sus propias piernas, por primera vez en 14 años.
Los doctores, cuenta Van der Vorst, “no se explican qué pasó. Sólo saben que llegue paralizada, luego notaron una recuperación neurológica durante mi estadía en el hospital, pero no saben a qué se debió”.
La pérdida de lo conquistadoA pesar de la buena noticia, la alegría llegó paso a paso.
“Al principio podía caminar, pero sólo tres pasos. Nadie me podía decir cuánto iba a recuperar. Así que podía ser que sólo fuera eso, pero ya había perdido mi deporte paralímpico por ello. Fue un momento difícil y me tomó un tiempo aceptarlo y asumir una nueva identidad”.
El cambio de la silla de ruedas a la posición erecta es un cambio extraordinario en la perspectiva que se tiene de la vida, afirma Van der Vorst.“Me siento muy bien al poder caminar con alguien y mirarlo directamente a los ojos”.La atleta holandesa afirma que no puede correr, pero sí se apronta a competir en bicicleta normal por su país en las Olimpiadas de Río de Janeiro, en 2016.
“Firmé un contrato con el equipo holandés de ciclismo Dutch Rabobank y ya veremos como marcha todo el próximo año”.
“No sé cuán buena pueda llegar a ser, pero soy una atleta de corazón y me esforzaré al máximo”.
“Este es el mejor regalo que he recibido en mi vida”.
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