Vamos a profundizar en el primero de los Principios básicos del Yoga que vimos en un artículo anterior: la Relajación Adecuada.
Vivir con una mente y un cuerpo relajados es nuestro estado natural. Tan sólo hay que observar a los bebés. Es nuestro derecho de nacimiento estar relajados y contentos. Con el tiempo, vamos aprendiendo a carg ...ar tensiones innecesarias hasta que forman parte de nuestro estado natural.
Sabemos que nuestra mente y nuestro cuerpo están vinculados y que toda acción que llevamos a cabo se origina en nuestra mente. Así, si nuestros músculos están relajados, la mente se calma; si la mente está agitada, nuestros músculos se tensan. Todos cargamos tensión de alguna manera, apretamos la mandíbula, fruncimos el ceño, llevamos los hombros levantados... Todo esto es innecesario y nos hace perder muchos recursos energéticos porque aunque no nos demos cuenta estamos enviando una señal permanente a nuestro organismo para que contraiga un músculo y lo mantenga así. Luego, vamos cansados.
La relajación tonifica nuestro sistema por completo, nos permite liberar enormes cantidades de energía y canalizarla mejor. Cuando practicamos yoga, aplicar alguna técnica de relajación es esencial.
Savasana es la postura de relajación clásica.
Al relajarnos empezamos a sentir cómo dejamos ir todo aquello que nos pesa. Desde nuestras preocupaciones hasta el cuerpo. Entonces comienza a recorrernos una sensación de ligereza, de libertad, de expansión y alegría. Se trata de soltar, de no hacer, de respirar larga y profundamente. Los cambios fisiológicos ocurren: consumimos menor cantidad de oxígeno y por lo tanto eliminamos menos dióxido de carbono, la tensión muscular se reduce y la actividad de nuestro sistema nervioso simpático también.
Dicen los yoguis que unos pocos minutos de relajación adecuada nos refrescan más que muchas horas de sueño preocupados.
Vivir con una mente y un cuerpo relajados es nuestro estado natural. Tan sólo hay que observar a los bebés. Es nuestro derecho de nacimiento estar relajados y contentos. Con el tiempo, vamos aprendiendo a carg ...ar tensiones innecesarias hasta que forman parte de nuestro estado natural.
Sabemos que nuestra mente y nuestro cuerpo están vinculados y que toda acción que llevamos a cabo se origina en nuestra mente. Así, si nuestros músculos están relajados, la mente se calma; si la mente está agitada, nuestros músculos se tensan. Todos cargamos tensión de alguna manera, apretamos la mandíbula, fruncimos el ceño, llevamos los hombros levantados... Todo esto es innecesario y nos hace perder muchos recursos energéticos porque aunque no nos demos cuenta estamos enviando una señal permanente a nuestro organismo para que contraiga un músculo y lo mantenga así. Luego, vamos cansados.
La relajación tonifica nuestro sistema por completo, nos permite liberar enormes cantidades de energía y canalizarla mejor. Cuando practicamos yoga, aplicar alguna técnica de relajación es esencial.
Savasana es la postura de relajación clásica.
Al relajarnos empezamos a sentir cómo dejamos ir todo aquello que nos pesa. Desde nuestras preocupaciones hasta el cuerpo. Entonces comienza a recorrernos una sensación de ligereza, de libertad, de expansión y alegría. Se trata de soltar, de no hacer, de respirar larga y profundamente. Los cambios fisiológicos ocurren: consumimos menor cantidad de oxígeno y por lo tanto eliminamos menos dióxido de carbono, la tensión muscular se reduce y la actividad de nuestro sistema nervioso simpático también.
Dicen los yoguis que unos pocos minutos de relajación adecuada nos refrescan más que muchas horas de sueño preocupados.
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