octubre 19, 2013

El metal, el otoño y la tristeza.

 

Según la MTC (Medicina Tradicional China) el pulmón y el intestino grueso son los órganos relacionados con “el metal”, que es uno de los 5 elementos en que se basa su teoría para ayudarnos a entender el funcionamiento de los ciclos de la naturaleza, del hombre y del movimiento de la energía (Chi) en general.

El metal

La energía de este elemento se manifiesta con mayor intensidad en otoño, tiene que ver con la contracción, el recogimiento, la resecación. El yin crece y el yang decrece. Es el momento de eliminar lo innecesario, de guardar sólo lo que será esencial para el invierno. Nos da la capacidad dejar partir, de “no-apego” nos permite terminar el ciclo y renovarnos, es un momento de interiorización en el que podemos conectar con la pena y la melancolía, permite crear un espacio limpio y renovado para que entre lo fresco y lo nuevo, que nos posibilita un nuevo ciclo.

El metal representa el proceso de individualización necesario para que florezca una relación sana con el exterior. Delimita nuestro espacio vital, forma una frontera permeable que a la vez nos separa, nos comunica con el exterior y nos da estructura. Tiene que ver con la sensación de pérdida cuando la luz empieza a debilitarse y el aire se enfría.
Permite la eliminación de residuos a través de las heces, la exhalación y el sudor.

Si el metal es débil resulta difícil desprenderse de la tristeza y del luto, y las pérdidas, del tipo que sean, originan un proceso permanente de melancolía y depresión.
La energía metal resulta debilitada en la infancia por una educación muy estricta que deriva en tristeza y pérdida de autoestima. La represión de la tristeza suele ir acompañada de una búsqueda de la perfección en la vida. En la voz se puede manifestar como una caída de tono al final de cada frase (una forma de aflorar el llanto).
Otro desequilibrio que puede aparecer es el sentimiento de alejamiento de la vida, y lo trata de compensar despertando los sentidos con sabores fuertes y picantes.

El pulmón

Tiene las funciones de captar el “chi” del aire y de regular la respiración.
Gobierna la relación entre el interior y el exterior, lo hace a través de la piel. El reconocimiento de los límites nos permite poder expandirnos.
Hidrata la piel, regula la apertura y cierre de los poros y el sudor. La piel se tensa y engrosa para evitar las influencias no deseadas y guardar los recursos valiosos, o la afloja y la vuelve fina para liberar las sustancias o sentimientos no queridos y permitir que penetren las influencias deseables. Está relacionado con el bello corporal.
Ayuda a destilar el chi puro necesario para vivir y difundirlo por todo el cuerpo hasta la piel, haciéndola permeable. Desciende y dispersa los fluidos y el chi. Favorece todos los procesos fisiológicos y regula el movimiento de los líquidos orgánicos. Gobierna el exterior y la capacidad inmediata de responder al medio ambiente protegiéndonos de los factores patógenos externos.
Calienta la piel y los músculos, controla la fuerza de la voz, los canales y los vasos sanguíneos.
Si hay problemas de pulmón se pueden manifestar como trastornos respiratorios (bronquitis, enfisema, disnea, contención respiratoria), tos, catarro nasal, hemorragia nasal, estornudos, congestión sinusal, ojos hinchados y llorosos, rinitis, dolor e irritación de garganta, pérdida de olfato, voz débil. Poca resistencia a las infecciones. Dermopatías crónicas, eccemas, psoriasis. Palidez. Sequedad en piel, cabello y labios. Transpiración espontánea o falta de sudoración, acumulación de líquidos bajo la piel. Circulación deficiente. Desarreglos intestinales (estreñimiento, diarrea). Retención de orina. Dolor en zona superior de espalda. Problemas en pecho (Congestión, dolor, opresión, rigidez). Tortícolis a lo largo del brazo. Dolor en pulgar. Frío en las manos. Rigidez muscular. Sobrepeso. Rostro abotargado. Cansancio, falta de vitalidad, debilidad.
A nivel emocional se puede manifestar como nerviosismo, desarraigo, tristeza, pena, represión de sentimientos, bloqueos emocionales, celos, desánimo, desapego, egoísmo, orgullo, hipersensibilidad, lloro fácil, suspiros, bostezos, depresión.
A nivel mental se puede manifestar como colapso mental, negatividad, perfeccionismo.

El intestino grueso

Tiene las funciones de eliminar los desechos procedentes de la digestión, absorción de parte del agua de la digestión y de la esencia de los alimentos. Dispersa influjos patógenos al comienzo de cualquier enfermedad. Armoniza las emociones con una respuesta apropiada a la relación soltar-guardar.
Está relacionado con la sinusitis, resfriados, congestión nasal, hemorragia nasal, sequedad nasal, amigdalitis, tos. Problemas en piel (acne, diviesos), sudoración dificultosa, escalofríos. Propensión a infecciones. Frío en abdomen inferior, estreñimiento, heces secas o sueltas, diarrea, dolor abdominal, sonidos abdominales, hemorroides, ardor en el ano. Rigidez, migrañas, dolor de cuello, dolor en mandíbula, dolor en brazo, frío en extremidades, falta de fuerza en la cadera. Expresión sin vitalidad en la cara, comer en exceso, epilepsia, falta de ejercicio e inflamaciones.
A nivel emocional se puede manifestar como aislamiento, antisocial, decepcionarse, dependiente, depresión, desconfiado, falta de amigos con quien hablar, falta de entusiasmo, falta de espíritu, falta de expresividad, falta de ilusión, insatisfacción crónica, introvertido, tristeza, melancolía, no dejar partir las cosas, pesimismo, remordimientos.
Y a nivel mental como falta de pensamiento positivo, preocupación, perfeccionismo, resistencia a los cambios.
Esta es una energía que frecuentemente se desequilibra en retiros de meditación o talleres de crecimiento personal, en los cuales nos resistimos a que aflore el inconsciente, y usamos esta energía para impedirlo.
Esta energía está relacionada a su vez con el primer chacra, si está desequilibrada puede aparecer en una persona puramente material que se resiste a ver que existen otras dimensiones de su ser (emociones, sentimientos, espiritualidad) y actúa sin tenerlos en cuenta. También puede ocurrir lo contrario, una persona muy espiritual que desatiende los temas materiales por considerarlos inferiores o sucios.

¿Qué hacer?

Saber decir NO. Marcar tus límites y hacerlos respetar, ser claro y pedir claridad a los demás. Permitirte expresar la tristeza (mediante el llanto, que aparece cuando conectamos con nuestras carencias). Gritar. Tirar o regalar lo que ya no nos sirve. Satisfacer tus necesidades reales y sentirse merecedor. Hacer ejercicios aeróbicos y respiratorios. Estirar los músculos. Dar y recibir masajes o caricias. Tomar un poco de picante en las comidas. Hacer espacios regulares para estar sólo, para reflexionar o meditar. Salir de la rutina, hacer cosas nuevas y traspasar los límites de tus miedos. Enfocarse en el disfrute de las cosas, más que en hacerlas correctamente.

Shiatsu

Con shiatsu conseguimos en primer lugar una orientación global para diagnosticar correctamente qué tipo de desequilibrio energético tenemos y así encauzar el tipo de trabajo a realizar.
La presión que se ejerce sobre los meridianos es muy eficaz y liberadora. Para trabajar los límites y eliminar las contracturas se usarán estiramientos y una presión fuerte. Liberaremos el diafragma para que se expanda la respiración.


Meditaciones Activas Osho®

Sus técnicas respiratorias son uno de los puntos fuertes. Liberan la respiración, evitan que gastemos energía al contenerla, nos sentiremos más vitales, más expresivos, despertaremos nuestra sensibilidad y así podremos ser más conscientes de todo lo que ocurre. Algunas técnicas son físicamente exigentes y nos harán conectar con nuestros límites (incluidos los mentales), esto nos dará la ocasión de tomar conciencia de ellos y expandirnos. Ayudan a canalizar y materializar el exceso de energía mental y emocional con el resultado de que alcanzaremos fácilmente un estado de relajación auténtico y duradero.
Meditaciones recomendadas: Dinámica, Gourisankar, Whirling, No dimensions, Respirar en los chacras.

José Antonio Espeso

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