junio 03, 2011

"Sonreír es la mejor manera de estar en el mundo"Jesús Martínez Bueno, marino mercante, abogado y monje zen

¿Por qué marino?
 Porque cuando estalló la Guerra Civil tenía 14 años, y si me movilizaban prefería el mar.

Pero no le movilizaron.
No, pero cuando estalló la Segunda Guerra Mundial estaba embarcado en uno de los dos únicos navíos que hacían la línea de Filadelfia a Sevilla. Por suerte, me tocó el que no fue torpedeado.

Quince años navegando.
El mar te da un sentimiento de unidad. Allí entendí lo que es ser ciudadano del mundo. El mar da mucho; y sustos también: el periscopio de los alemanes, las minas, los tornados... Mi vida ha peligrado muchas veces.

¿Y?
La muerte existe, pero uno se olvida de que se tiene que morir y permite que la vida le angustie. Buda le dijo a los Kalamas: No creáis a nadie; escuchad, y si lo que dicen está de acuerdo con vuestra razón y creéis que puede ser útil a vosotros y a todos los seres vivientes, aceptadlo; si no es así, rechazadlo.

¿Qué tiene que ver eso con la muerte?
La muerte no se conoce y es mejor no especular. Hay que tener la aspiración de saber y la humildad de reconocer que no sabes.

Ya.
En el mar también aprendí la tristeza de las despedidas y las alegrías del retorno. Es posible que le deba a esa sana distancia mis 60 años de matrimonio.

Pero se cansó de la distancia.
Decidí estudiar Derecho. Cuando empecé a ejercer vi que todos querían tener la razón y comprendí que tenía que ser muy honesto.

¿Ha rechazado casos?
El de los culpables. Fui tan purista que no tengo ni coche, vivo con poco.

¿Usted era católico?
Sí, y no digo que no lo sea, no me preocupa, pero los dogmas no me entran en la cabeza.

¿Cómo descubrió el budismo?
Llegó el movimiento hippy, que me era muy simpático, una manera nueva de despertar, y vinieron grandes gurús de India. A todos meacerqué, pero no me convencían los dogmas, ni la creencia en la reencarnación. Así llegué al zen, que trajo a Europa y a España el maestro Taisen Deshimaru.

Usted lo trajo a él.
Sí, hace 30 años, para inaugurar el Dojo Zen Naranda que dirijo. Descubrir el zen es lo mejor que me ha sucedido en la vida, por la tranquilidad que me ha dado, por cómo entiendo ahora el mundo y al ser humano.

¿Cómo?
Ante todo hermano. El mundo es de todos, no por el hecho de haber nacido aquí uno tiene más derechos que otro que ha nacido en otro sitio. La tierra no tiene dueño, tiene gente que se ha apropiado de ella.

Es la tendencia.
Antes representaba el budismo zen en el parlamento de las religiones, entre grandes maestros con ánimo de fraternidad, pero cada cual defendía sus intereses. Tuve la osadía de proponerles el ejercicio de reconocer que todos estamos equivocados en lo que creemos como verdadero ya que nadie tiene la capacidad de conocer la verdad. Se armó un buen barullo.

¿Qué ha sido lo más difícil?
La muerte de mi hermano con 14 años a consecuencia de la guerra, de la necesidad. Mi madre le dijo: “Piensa en la Virgen”. “La estoy viendo”, dijo mi hermano, y así murió. ¿Qué vio?... Vivo con esa duda.

¿Es usted de los que piensan que ningún tiempo pasado fue mejor?
Creo que la evolución es permanente, una ley que desconocemos, y que debemos regirnos por otra manera de pensar, y que ese cambio está a la vuelta de la esquina.

¿Dónde ha encontrado la alegría?
En vivir, llevo mucho tiempo agradeciendo al sol su calor.

¿Qué aconsejaría a la gente joven?
Que piensen, que razonen, que tengan siempre en cuenta que todo lo que hacemos produce un efecto.

Pasarse dos horas meditando de cara a la pared ¿qué sentido tiene?
  Cuando buscas el sentido de las cosas te equivocas. No tienes que buscar sentido, sino experiencia. Y cuanto más quieras conseguirlo, más lejos se irá el objetivo. Las cosas no tienen un propósito, son. El que medita para encontrar no encuentra nada. El que medita para percibir... ¿quién sabe?

¿...?
Nosotros practicamos tiro con arco y no tenemos blanco porque no hay nada a donde apuntar. La diana es tu propio corazón.

¿Qué es para usted un maestro?
El que te enseña a ponerte los zapatos para que puedas caminar. Todos somos caminantes y el camino está debajo de tus pies.

¿Qué persigue?
Sabiduría y compasión. Yo mismo ahora estoy en una situación muy especial, porque estoy hablando con una sombra, no veo su cara, no sé si sonríe, si está triste o distraída.

Sonrío.
Esa es la mejor manera de estar en el mundo, por eso yo también sonrío aunque no sepa si usted me está mirando. Hay que saber adaptarse a las situaciones, si no, estás en permanente rebeldía, como Manolita.

¿Quién es Manolita?
Una amiga de mi mujer que tiene 90 años y está angustiadísima porque no se quiere morir. Es necesario vivir en paz.

...Y con humor.
Quien no tiene sentido del humor, no tiene sentido de vida.

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