El sacar tiempo para observar las actividades del pensamiento, porque en realidad vivímoa a base de pensamientos. Todas vuestras acciones se basan en el pensamiento, todos vuestros esfuerzos deliberados tienen como base
al pensamiento: vuestras meditaciones, vuestros cultos, vuestras oraciones, todo, deriva del pensamiento. El pensamiento ha provocado la división de las nacionalidades que ha dado origen a las guerras, la división en religiones, como la judía, la árabe, la musulmana, la cristiana, la hindú, la budista, etc.
El pensamiento ha dividido vuestro mundo no sólo geográficamente, sino también en lo psicológico, y hasta en lo interno. El ser humano se encuentra fragmentado, dividido, no sólo en el nivel psicológico mecánico de su existencia, sino también en el de sus ocupaciones. Aquél que es profesor, tiene su propio círculo y vive dentro de ese pequeño círculo. Si se trata de un hombre de negocios, se ocupa de hacer dinero, si es un político, vive dentro de esa área. Y si se trata de una persona religiosa, en el sentido aceptado de la palabra, con la práctica de diversas formas de puja, rituales, meditaciones, la veneración de algún ídolo y cosas así, entonces también vive una vida fragmentada y cada fragmento posee su propia energía, su propia capacidad, su propia disciplina, del mismo modo que cada curso de acción juega un papel extraordinario cuando se contrapone a otro curso.
Esta división, tanto a nivel externo geográficamente, como en lo religioso, en lo nacional o en la relación que existe entre uno mismo y otro ser humano, constituye un derroche enorme de energía, que puede producir desequilibrios en el entorno circundante. Se trata de un conflicto que disipa vuestra energía en las disputas, dividiéndoos, haciendo que cada cual persiga lo suyo, sus propias aspiraciones, exigiendo su propia seguridad personal, etc. Y es que toda acción necesita energía, todo pensamiento necesita energía y esta energía que se fragmenta de un modo constante, implica un gran desgaste energético, pero cuando una energía se contrapone a otra, cuando una acción se opone a otra existe derroche de energía y ese derroche es causa de conflicto. Toda actividad aglutinadora debe, por fuerza, condicionar la mente y el cerebro y si os fijáis, la mayoría de vosotros estáis condicionados como hindúes, budistas, musulmanes, cristianos, con todas las supersticiones y creencias que ello implica y no podéis argumentar que no estáis condicionados, porque es obvio que lo estáis, religiosamente, políticamente, geográficamente. Pero debéis tener muy claro que hasta que no estéis libres de ese condicionamiento, libres de las actividades del pensamiento que crea los grandes problemas, esos problemas no podrán ser resueltos.
Por todo ello, como seres humanos que vivís en esta hermosa tierra, que está siendo lentamente destruida, que es vuestra tierra, no la tierra inglesa o la tierra norteamericana, tenéis que vivir inteligentemente, dichosamente, aunque, de momento eso no sea posible porque estáis condicionados. Este condicionamiento es como el de un ordenador, estáis programados. Programados para ser hindúes, musulmanes, cristianos, católicos, protestantes. El mundo cristiano, por ejemplo, ha sido programado durante más de dos mil años, y el cerebro ha quedado condicionado, a causa de ese programa, como un ordenador. Así que si os preguntáis si es de algún modo posible librarse de ese condicionamiento, debéis entender que, a menos que estéis completamente libres de esa limitación, no podréis dar ese giro cualitativo a vuestras vidas.
Angel Luis Fernández
El pensamiento ha dividido vuestro mundo no sólo geográficamente, sino también en lo psicológico, y hasta en lo interno. El ser humano se encuentra fragmentado, dividido, no sólo en el nivel psicológico mecánico de su existencia, sino también en el de sus ocupaciones. Aquél que es profesor, tiene su propio círculo y vive dentro de ese pequeño círculo. Si se trata de un hombre de negocios, se ocupa de hacer dinero, si es un político, vive dentro de esa área. Y si se trata de una persona religiosa, en el sentido aceptado de la palabra, con la práctica de diversas formas de puja, rituales, meditaciones, la veneración de algún ídolo y cosas así, entonces también vive una vida fragmentada y cada fragmento posee su propia energía, su propia capacidad, su propia disciplina, del mismo modo que cada curso de acción juega un papel extraordinario cuando se contrapone a otro curso.
Esta división, tanto a nivel externo geográficamente, como en lo religioso, en lo nacional o en la relación que existe entre uno mismo y otro ser humano, constituye un derroche enorme de energía, que puede producir desequilibrios en el entorno circundante. Se trata de un conflicto que disipa vuestra energía en las disputas, dividiéndoos, haciendo que cada cual persiga lo suyo, sus propias aspiraciones, exigiendo su propia seguridad personal, etc. Y es que toda acción necesita energía, todo pensamiento necesita energía y esta energía que se fragmenta de un modo constante, implica un gran desgaste energético, pero cuando una energía se contrapone a otra, cuando una acción se opone a otra existe derroche de energía y ese derroche es causa de conflicto. Toda actividad aglutinadora debe, por fuerza, condicionar la mente y el cerebro y si os fijáis, la mayoría de vosotros estáis condicionados como hindúes, budistas, musulmanes, cristianos, con todas las supersticiones y creencias que ello implica y no podéis argumentar que no estáis condicionados, porque es obvio que lo estáis, religiosamente, políticamente, geográficamente. Pero debéis tener muy claro que hasta que no estéis libres de ese condicionamiento, libres de las actividades del pensamiento que crea los grandes problemas, esos problemas no podrán ser resueltos.
Por todo ello, como seres humanos que vivís en esta hermosa tierra, que está siendo lentamente destruida, que es vuestra tierra, no la tierra inglesa o la tierra norteamericana, tenéis que vivir inteligentemente, dichosamente, aunque, de momento eso no sea posible porque estáis condicionados. Este condicionamiento es como el de un ordenador, estáis programados. Programados para ser hindúes, musulmanes, cristianos, católicos, protestantes. El mundo cristiano, por ejemplo, ha sido programado durante más de dos mil años, y el cerebro ha quedado condicionado, a causa de ese programa, como un ordenador. Así que si os preguntáis si es de algún modo posible librarse de ese condicionamiento, debéis entender que, a menos que estéis completamente libres de esa limitación, no podréis dar ese giro cualitativo a vuestras vidas.
Angel Luis Fernández
pensaran todos los cristianos asi? no por nada no soy religioso pero estas palabras que lei recien son la verdad
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