La tristeza profunda de no haber llevado una vida auténtica -sino la vida que otros querían- fue el lamento que más oyó Bronnie Ware durante los ocho años que cuidó y acompañó a cientos de personas mientras se morían.
Esa afirmación, que al principio fue tan solo un párrafo en su blog (leído por más de 3 millones de personas en su primer año), se convirtió en el pilar del libro Los 5 principales remordimientos de los moribundos, hoy best seller en varios países europeos.
Ware no es una investigadora, ni siquiera es una académica. Cuando le pregunto cómo terminó convertida en escritora, dice amablemente desde Australia, donde vive y en donde está a punto de dar a luz, que simplemente tuvo la oportunidad de oír mucho sobre la muerte. Y que escribir un libro siempre fue su anhelo.
"Me di cuenta de que un libro era la mejor manera de compartir los pesares de la gente (a la que se le había acabado el tiempo), contar mi propia historia y mostrar cómo las lecciones de esas personas que mueren me ayudaron en mi propia vida".
Antes de escuchar cómo cientos de pacientes meditaban su propio epitafio, trabajó por años como cocinera y mesera en un bar, en el sector empresarial y en un banco. Siempre haciendo algo que no quería hacer. Hoy, además de escribir y componer, creó un curso de música y guitarra para las internas de una prisión cercana (Emu Plains Correctional). "A través de las personas que murieron he encontrado el coraje de honrar a mi corazón y dejar que este me guíe", cuenta.
La segunda tristeza común entre los pacientes de Ware, que acompañó en turnos de 12 horas, uno a la vez y en periodos que iban de entre 3 a 12 semanas, fue la frustración de haber trabajado mucho y haber compartido poco. Esa tristeza, dice en su libro, fue casi exclusiva de los hombres.
Bronnie Ware nunca fue una enfermera calificada, aunque dice que tantos años de experiencia le enseñaron muy bien el trabajo de acompañante hacia la muerte.
"Las conversaciones siempre eran muy personales, ya que generalmente solo estábamos en la casa el enfermo terminal y yo -sentencia-. Todos los hombres lamentaron profundamente haber trabajado mucho. Se perdieron la niñez de sus hijos y la compañía de sus esposas".
-¿Usted ya hizo esas cinco cosas que sus pacientes no hicieron? ¿La muerte la sorprenderá en completa tranquilidad?
-Sí. A través de los pesares que la gente compartió conmigo he aprendido a ser valiente para asegurar que no tendré los mismos lamentos cuando llegue al final de mi vida. Habiendo visto lo doloroso que fue para muchos darse cuenta demasiado tarde de que habían tomado decisiones equivocadas, creo que cualquier reto vale la pena. La paz que llevo conmigo me la da el saber que estoy caminando fiel a mi propia vocación. Vale la pena cada reto que me he propuesto y que me propondré en el futuro.
Tal vez la locuacidad de Ware tiene que ver con lo que ella ha establecido como la tercera culpa: la capacidad de expresar los sentimientos. Dice que muchas personas desarrollan enfermedades que se originan en la amargura y en no permitirse expresar lo que se tiene adentro.
Y ese punto tiene mucho que ver con los dos que le siguen, "ojalá me hubiera quedado en contacto con mis amigos" y "ojalá me hubiese permitido ser más feliz". Para ella, muchos quedaron atrapados en sus propias vidas y renunciaron a amistades de oro. "Vi un muy profundo remordimiento por no haber brindado a esas amistades el tiempo y el esfuerzo que merecían. Todos extrañan a sus amigos cuando se están muriendo", finaliza.
The top five regrets of the dying - nombre original del libro- todavía no ha sido traducido. La australiana está en conversaciones con una editorial española y espera poder lanzarlo en castellano a finales de este año. Por ahora, si desea resarcir sus culpas antes de que sea demasiado tarde, visite la red. Allí estará Bronnie.
Psicología
'La fase terminal es el duelo de sí mismo'
Isa Fonnegra, psicóloga clínica experta en muerte y autora de libros como 'Morir con dignidad' o 'De cara a la muerte', se refiere al remordimiento en futuro, es decir, por cosas que quedaron pendientes. "Cuando una persona joven se ve enfrentada a la realidad de tener que morirse, las culpas tienen que ver con lo que no se hizo, con lo que quedó pendiente". Como sea, dice en uno de sus apartes Bronnie Ware, aparecen las fases propias del duelo. "La gente crece mucho cuando se enfrenta a su propia mortalidad. Algunos cambios fueron fenomenales. Cada experiencia es un compendio de una variedad de emociones, como era de esperarse: la negación, el miedo, la ira, el remordimiento, la negación y la aceptación finalmente. Cada paciente encuentra su paz antes de partir. Cada uno de ellos, sin embargo, tuvo que replantearse", remata.
ANDRÉS ROSALES GARCÍA
Redacción Domingo
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